Manuel Palou Rovira "Manel"
(...) El 82 y el 83 fueron años de una euforia social contagiosa que por lo menos en Barcelona se vivía en la calle con unas ganas, casi una necesidad de romper con lo habitual. Habían surgido locales que iban más allá de lo conocido hasta entonces, desde la estética hasta los contenidos. Metropol, Zeleste, Sidecar o Kike eran sitios en los que ocurrían cosas. De pronto se dieron una serie de circunstancias que nos animaron a dar el salto. Huesca fue una de estas circunstancias. (...) Creo que en Tránsito, sobre todo los primeros años, Se cruzaron todos los ambientes posibles. Por muy diversas razones todo el mundo pasó por ahí. Las fiestas en colaboración con "Misión imposible" eran una especie de viaje a diferentes estilos de música y de vida. El "look" se impuso como una reivindicación de estos estilos.(...) Abrir en Huesca supuso una experiencia a veces excesiva para nosotros y parte de la población lo vivió con una perplejidad que poco a poco se fue normalizando. El susto fue mutuo, pero fue la ciudad la que hizo el Tránsito.
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